Durante las últimas semanas ha habido una espectacular recuperación de los pedidos internacionales en China. El parón en la fabricación de contenedores, y el hecho que muchos de ellos hayan quedado varados en puertos de Europa vacíos tras viajar durante le primer semestre del año 2020, y no hayan podido regresar, está ocasionando una inusual escasez de contenedores en el gigante asiático.
Si a estas dificultades de disponibilidad de contenedores añadimos los problemas causados por la pandemia en los puertos de todo el mundo, esta suma de factores están impidiendo que los envíos lleguen a tiempo a su destino, y por consiguiente esta demora se traslada a una subida de precios sin precedentes por el precio de los contenedores. En estos meses se ha pasado de pagar unos 2.000 dólares por un contenedor de 40 pies hasta unos 12.000 dólares que se han llegado a pagar durante las últimas semanas.
"La gente en Europa y EEUU tienen dinero gracias a los programas de ayuda de los Gobiernos, no pueden viajar y apenas salen a cenar ni comprar entradas para eventos, así que están sentados muchas horas en casa y quieren mejorarla: transportamos muebles, sofás, camas, televisores, etc." señala Nils Haupt, de la naviera alemana Hapag-Lloyd. A esta lista se unen las ventas de material de protección médica, que principalmente se fabrican en China.
Nils Haupt recuerda que tanto el personal de los puertos como el transporte por camión y otras vías se ha resentido por las bajas causadas por la Covid-19, las cuarentenas y los trabajos de desinfección, lo que ha contribuido a aumentar las esperas para descargar las mercancías. Las demoras en las descargas han empujado a las navieras a elevar los precios por este tiempo extra de trabajo. De esta forma, se necesita muchos más tiempo para que los contenedores vacíos regresen a China.
Para muchos el mal ya está hecho. Las asociaciones CLECAT y ESC que representan a transitarios, operadores de logística, aduanas y cargadores, colocan sobre las navieras toda la responsabilidad, recriminándoles que pongan en riesgo la recuperación económica incumpliendo sus contratos al imponer condiciones irracionales y tasas superiores a las inicialmente acordadas. Estas asociaciones culpan directamente a las navieras de dañar a pequeños negocios al dejarles sin piezas de recambio para fabricar sus productos, así como también a grandes compañías de cosmética, automoción o tecnología de la información, sectores altamente dependientes de bienes de importación producidos en China.
"Hay empresas que han dejado de fabricar tras la primera semana de enero, lo que ha dejado tirados a importadores y producciones a medio hacer", lamenta Rafael Cascales, presidente ejecutivo de la asociación española de profesionales de comercio exterior. Otras firmas han aumentado el precio a los importadores o han visto evaporarse por completo sus márgenes. También ha destacado que actualmente "hay una avalancha" de búsqueda de proveedores alternativos en Portugal, Turquía y Marruecos para sustituir a China por el incremento de los costes.